Poesía tradicional del siglo XX
CANCIÓN TRISTE DE AMIGO
Si nuestro reino no fue de este mundo,
y sabemos de cierto que no hay otro,
dime lo que nos queda,
amigo,
dime lo que nos queda.
Ni siquiera deseos, ni siquiera esperanza;
un confuso montón de sueños negros,
eso es lo que nos queda,
amigo,
un confuso montón sólo de sueños.
Cada vez más pequeño.
Ya cabe en un pañuelo, igual que el llanto.
Pero cómo nos pesa,
amigo,
pero cómo nos pesa.
Más cuanto menos.
(Ángel González)
En Ávila, mis ojos...
SIGLO XV
Mi corza, buen amigo,
mi corza blanca.
Los lobos la mataron
al pie del agua.
Los lobos, buen amigo,
que huyeron por el río.
Los lobos la mataron dentro del agua.
(Rafael Alberti)
El siguiente poema podemos compararlo con el Romance del prisionero, como propone el profesor González Serna:
–Oído, mi blando oído,
¿qué sientes tú contra el muro?
–La voz del mar, el zumbido
de este calabozo oscuro.
¡Ay primavera en las olas!
Barco donde va mi amiga,
al aire las banderolas,
gimiendo porque la siga!
¡Carcelera,
carcelero,
que está ahí la primavera
y es del mar el prisionero!
(Rafael Alberti, El alba del alhelí)
Si nuestro reino no fue de este mundo,
y sabemos de cierto que no hay otro,
dime lo que nos queda,
amigo,
dime lo que nos queda.
Ni siquiera deseos, ni siquiera esperanza;
un confuso montón de sueños negros,
eso es lo que nos queda,
amigo,
un confuso montón sólo de sueños.
Cada vez más pequeño.
Ya cabe en un pañuelo, igual que el llanto.
Pero cómo nos pesa,
amigo,
pero cómo nos pesa.
Más cuanto menos.
(Ángel González)
En Ávila, mis ojos...
SIGLO XV
Mi corza, buen amigo,
mi corza blanca.
Los lobos la mataron
al pie del agua.
Los lobos, buen amigo,
que huyeron por el río.
Los lobos la mataron dentro del agua.
(Rafael Alberti)
El siguiente poema podemos compararlo con el Romance del prisionero, como propone el profesor González Serna:
–Oído, mi blando oído,
¿qué sientes tú contra el muro?
–La voz del mar, el zumbido
de este calabozo oscuro.
¡Ay primavera en las olas!
Barco donde va mi amiga,
al aire las banderolas,
gimiendo porque la siga!
¡Carcelera,
carcelero,
que está ahí la primavera
y es del mar el prisionero!
(Rafael Alberti, El alba del alhelí)
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