Aportaciones de alumnos

Tras la lectura de pequeños fragmentos de la Biblia, como la descripción del Paraíso, y del cuento "La tortuga gigante" de Horacio Quiroga, se propuso a los alumnos de Literatura universal la siguiente actividad: 

Escribe un relato o un pequeño ensayo haciendo énfasis en cómo el mundo animal es un aliado para curar los males que aquejan al hombre civilizado. El siguiente relato surge de esta propuesta.

Otro día más, como cualquiera, amanecía en una gran ciudad. Cuando todos los teléfonos se sincronizan para iniciar esas molestas alarmas que te devuelven bruscamente a la realidad después de un cálido sueño, todas las luces comienzan a encenderse y cada quien hace el gran esfuerzo de prepararse para iniciar un nuevo día. Y la verdad es que no es nada fácil abandonar tu mullida cama para comenzar a trabajar en algo que no te gusta. No es fácil, especialmente cuando el cielo que ves al despertarte es triste y lúgubre. Ni siquiera asoma entre las espesas y negras nubes un espacio de claridad. Desde luego, a través de la ventana no se puede distinguir el exterior del reflejo del cristal de tan oscura que aparenta ser la atmósfera. 

Pero, ey, démosle una oportunidad al día. Quizás,  el trabajo al que tan acostumbrado estás y que tan rutinario es hoy te puede sorprender. Y lo cierto s que este momento de positivismo mejora cuando eliges tu corbata favorita mientras tienes la cafetera funcionando. Después de terminar de vestirte, bajas a la calle con tu termo hasta arriba de café y el optimismo vuelve a derrumbarse. Estás respirando en un ambiente que no te gusta, no solo porque son las siete de la mañana y no sigues durmiendo en tu cama, simplemente porque no te gusta. No te gusta el ruido que hacen los coches al ir a toda pastilla, la vibración que desprende esta gente malhumorada con la que te cruzas, y darías lo que fuera por cambiar tu forma de vida. 

Entre semáforos y asfalto, consigues llegar a tiempo caminando a tu oficina, ese lugar en el que pasas diez horas al día, cincuenta horas semanales. No te llena. Te dedicas a sentarte en frente de un ordenador analizando gráficos y de vez en cuando te levantas para hacer alguna fotocopia. Duele admitirlo pero no, no es el trabajo de tus sueños. No tiene nada de entretenido o de arriesgado ni siquira es necesario que interactúes con ningún ser humano. Simplemente, una máquina te da órdenes y tú las obedeces en una gris oficina donde hay una docena de personas que se dedica a hacer lo mismo y con el mismo entusiasmo que tú.

De repente aparece un ratoncillo divertido en tu ordenador, traspasa la pantalla y se pone a hablar contigo. Te quedas alucinando cuando ves que puedes tocarlo y que, al contestarle, te responde. No, no te has drogado: hay un animalillo en tu mesa de trabajo y solo tú puedes verlo y oírlo.

-¿No te aburres todo el día haciendo lo mismo?-  pregunta curioso-. Yo nunca había visto un aparato así, pero creo que a los humanos del primer mundo los ojos os están empezando a mutar de tanto mirar pantallas.

-Jajaja, qué mono eres. ¿De dónde has salido? -dices tú, divertido-. Y es que, de tantas maneras en las que podías haber actuado, recibes a esa criatura sin sorprenderte ni preocuparte, como si se tratase de un videojuego.

-Vengo a ayudarte y a ayudar a todos los de tu especie -dice el ratoncillo y, comenzando a señalarte, afirma- ¡Tú has sido el elegido para salvar a los humanos de la tecnología!

-¿Por qué iba yo a hacer eso? La tecnología nos ayuda a avanzar.

-Noooo, hazme caso, que os está destrozando. Acompáñame y desconecta la tecnología mundial, por favor. 

Harto de tu vida y de tu trabajo, no te lo piensas dos veces y decides dar un giro de 180 grados en tu vida. Sigues a ese roedor hasta un gran edificio y, al pasar por una puerta automática de cristal, ¿qué es lo que encuentras? Paredes llenas de enchufes, pantallas a tope de brillo, miles de sofwares y programas funcionando, un suelo repleto de cables por el que no se puede caminar.

Subiendo unas escaleras hay una distintiva palanca roja que se aprecia que está inclinada hacia la parte de "ON". Es bastante deducible que, como el ratón te explica a continuación, para desactivar y acabar con la tecnología mundial sería necesario inclinar la palanca hacia la parte del "OFF". Sin pensártelo dos veces eso es lo que haces. 

En ese instante comienza a sonar una alarma tremendamente molesta y comienza a haber un terremoto. Tu amigo el roedor ha desaparecido: estás solo.

-¡Despierta, tío, que el jefe te ha pillado durmiendo! ¿Estás loco? Es tu mejor amigo. No fue buena idea quedarte viendo Gran Hermano ayer hasta las cuatro de la mañana, pero de todas formas comienzas a preguntarte: ¿cómo sería el mundo sin tecnología? (Marta Fernández. 1º AB).